domingo, 31 de marzo de 2013


Las preguntas de Saura. #2

¿Cómo son los alumnos de hoy?


Para responder a la pregunta importa en primer lugar, aclarar a qué alumnos nos estamos refiriendo: ¿a los alumnos  actuales de la sociedad occidental, en el mundo de las tecnologías de la información?, ¿a los alumnos que actualmente cursan en los institutos españoles ? ¿a los alumnos que he podido conocer en el colegio que me ha tocado para el período de prácticas (en una determinada ubicación y contexto de la Comunidad de Madrid) ?  Entendiendo que las respuestas más generalistas (o sintéticas) implicarían una experiencia bastante más vasta que aquella de la que dispongo, he optado por empezar por responder a la pregunta –que ciertamente será de aplicación constante e eternamente incontestada a lo largo de todo el ejercicio de la enseñanza – ciñéndome a los alumnos que hace poco he empezado a conocer en el colegio Peñalvento, y que pronto tendré oportunidad de conocer mejor, durante mi segundo período de prácticas.

Hablar sobre personas siempre es difícil (¿cómo objetivar lo subjetivo?), y más aún en un contexto académico, que insiste en verlas como integrantes de una determinada ciencia social. Aunque que me cueste distinguir las personas del afecto, en un intento (quizás vano) por contestar de forma desafectada a la pregunta, aquí van algunos apuntes sobre el “alumnado” del colegio Peñalvento:

El alumnado proviene mayoritariamente de una clase socioeconómica razonablemente homogénea, de nivel medio-alto. A simple vista, no se observan grandes divergencias en cuanto a estratos económicos ni tampoco una gran diversidad étnica o cultural. Los alumnos cuyos rasgos físicos denunciarían una proveniencia distinta (chinos o sudamericanos) se tratan de niños adoptados. En cualquier caso, la obligación del uso de uniforme dificulta la percepción de eventuales signos diferenciadores.  La homogeneización de la apariencia, así como el pesado control de las normas de convivencia coarta la expresión y exteriorización  de rasgos individuales o de personalidad.

Incluso los edificios, componentes y elementos exteriores del centro educativo, conservan su carácter ascético e impersonal, sin que pueda identificarse ninguna expresión del alumnado, que parece pasar por el centro sin dejar marcas de su historia, sin inducir transformaciones, o sencillamente gritar sus instintos. Un ejemplo curioso son las puertas de los baños, que pese a las garantías de anonimato, se resisten a recibir las marcas habituales, y que todos conocemos, en lugares como estos. Me refiero a estos aspectos, no porque considere que ellos son reveladores de las características intrínsecas del alumnado, sino porque, creo, son representativos de unas determinadas expectativas, que procuran desarrollarse en el alumnado entendido como producto del colegio, tras pasar por unos determinados filtros o aprendizajes de conducta. Es decir, se infiere una intención limitadora ejercida desde la estructura del colegio sobre el alumnado.
Dentro de las salas de aula, se observa cómo el alumnado parece responder únicamente en función del incentivo de la clasificación individual. Lo que es evaluable, o lo que pueda repercutirse cuantitativamente en una nota final, parece ser lo único que importa. Todos los estímulos basados en la importancia del aprendizaje y conocimiento, el entusiasmo por aprender y participar, parecen secundarios, ante unos resultados reconocidos básicamente, en forma de un número de 0 a 10. Impera una lógica individualista y competitiva que anuncia, o replica, las exigencias actuales del mercado, donde más que personas, somos recursos cuantificables y ordenables en un tabla de Excel.

Apenas existen propuestas de trabajo grupal. La propia disposición del mobiliario de las salas de aula desmotiva y aparta la implementación de este tipo de dinámicas. Impera claramente una concepción de escuela como un mecanismo de selección.

Ni siquiera la escuela  parece  ocupar un lugar preponderante en cuanto espacio de encuentro, de debate de ideas, o de reunión afectiva. Este espacio, lo busca el alumnado en las redes sociales que le ofrecen las nuevas tecnologías.  Las mismas tecnologías que la escuela (institución) tiene prohibidas, supuestamente para no desconcentrar el alumnado de las tareas evaluables (esta prohibido el uso de teléfonos móviles –que casi todos los alumnos disponen- y no existe formación ni medios de acceso a internet a la disposición de los alumnos. A este respecto, es evidente que, pese a la inclusión de pizarras digitales, así como de algunas asignaturas o contenidos relacionados con la tecnología de la información, existe un divorcio importante  entre los interés de la escuela y alumnado.

A este respecto, me ha sorprendido la impactante dedicación del tiempo libre de los adolescentes a las redes sociales. En algunos casos, esta dedicación alcanzaría entre 1 y 3 horas diaria, bastante superior al tiempo dispensado, por ejemplo, a la televisión.

Resulta tanto más sorprendente, cuanto los interlocutores a distancia, son muchas veces los mismos que se cruzan callados y apresurados en los pasillos del colegio. O quizás ambas realidades están relacionadas, existiendo una relación inversamente proporcional entre  la socialización a distancia y el escaso tiempo de socialización en presencia. Una línea a investigar será: ¿Qué efectos tendrán los procesos de reunión obligatoria de los alumnos en la escuela, cuando es  la misma escuela que les retira la posibilidad y el tiempo para interactuar  directamente en los campos afectivo y social?

Como futuro docente, esta es una cuestión que me interesa y preocupa, exigiendo una permanente formación sobre los desarrollos tecnológicos y sus repercusiones sociales (o viceversa). Por otra parte los casos o inicios de cyberbullying de los que he tenido conocimiento en el colegio exigen una mayor preparación y formación sobre los motivos y efectos exponenciales que estas tecnologías masivas parecen imponen en las situaciones de acoso y conflicto.

1 comentario:

  1. Excelente redacción en forma y contenido ¡enhorabuena! * Este texto puedes usarlo en tu memoria de prácticas tal cual. Un cordial saludo

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