Máster
Universitario en Formación de Profesorado de Educación Secundaria
Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas.
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El espacio: ¿reflejar o reflexionar?
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ENSAYO.
Asignatura: Aprendizaje y Enseñanza del Dibujo.
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Pedro Costa
Marques
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01/03/2013
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El espacio: ¿reflejar o reflexionar?
Introducción
Las artes visuales ofrecen importantes potencialidades para el
conocimiento, codificación, percepción y transformación del espacio que
habitamos; por otro lado, lo anterior puede ser una motivación para el
aprendizaje de los distintos procedimientos de representación. El presente
ensayo pretende esbozar un primer acercamiento a estos aspectos, en el marco de
la educación en artes visuales, buscando fundamentos y referencias, como base
para posteriores desarrollos.
Cuando pretendemos representar la realidad ¿qué representamos realmente?
Más allá de la información objetiva, mensurable y rigurosa que
tendemos a atribuir a las formas convencionales de representación del espacio, los
mapas, la cartografía, la proyección del mundo sobre el plano, llevan
implícitas una serie de otros mensajes conceptuales o culturales que
necesariamente participan en nuestra percepción y que terminan operando sobre
el propio espacio.
Los mapas, al igual que las postales, las imágenes publicitarias de
las viviendas, los planos urbanísticos, o la fotografía de arquitectura, lejos
de situarse en una mera transposición o copia de la realidad, influencian
nuestra percepción del mundo, y nos conducen hacia determinadas formas de apropiación
del mismo. Como explica Farinelli (2012a, 2012b, 2012c, 2012d, 2012e), en la
escuela nos han enseñado algo que es profundamente incorrecto: que un mapa es
un copia de realidad; la verdad es que los mapas, perspectivas o proyecciones
son algo bastante más complejo que una mera transposición de lo real:
necesariamente implican una serie de decisiones e intenciones, cuya
descodificación no será posible sin una contextualización histórica y cultural.
Farinelli va un poco más allá, afirmando que en la en la época moderna –aquella
a la que nos resistimos a cambiar- no es
la representación que copia la realidad, sino es la faz de la tierra, el mundo
real que se convierte en la copia del mapa, donde los estados (territorios) se inscriben
en función de determinaciones de naturaleza geométrica. “El mapa no es la copia del mundo, sino al revés: el mundo ha
acabado convertido en la copia del mapa.” (Amiguet, 2012). De la misma manera, y si lo transponemos
a la arquitectura, hasta ahora ha imperado el proyecto sobre su
materialización, obviándose por ejemplo aquellas imágenes que reflejan la
apropriación colectiva de los edificios, el paso del tiempo u otros aspectos
que los puedan hacer diferir de lo proyectado. En la línea de las reflexiones
de Farinelli, estos aspectos podrían interpretarse como herencias de la
obsesión de la cultura moderna occidental: que la imagen sea el mundo.
En otro orden de ideas, los lugares imprimen una serie de mensajes
emotivos y cognitivos que quedan inscritos en nuestros movimientos y rutinas, generando
complejas cartografías subjetivas o colectivas. A través de los procedimientos
de representación, producimos y descodificamos el espacio físico, pero también
el conocimiento, los sentimientos, los deseos (CaixaForum Madrid, 2013).
Cultura visual y representación del mundo: los relatos de la cartografía.
Los mapas con los que nos encontramos más
familiarizados no son imparciales
representaciones objetivas o científicas, sino que dependen de un conjunto de
convenciones (Diego,
2008). Una buena ilustración gráfica de lo anterior, es
el mapa dibujado por el artista Joaquín Torres García, donde el cono sur del
conteniente americano reivindica la parte superior del plano: “al final ¿quién
dictamina cual es el norte y cuál es el sur, con todas las consecuencias que
dicha división conlleva?” (Diego, 2008, p. 17)
Joaquín Torres García, dibujo para
ilustrar “La escuela del sur”, 1935. (en Diego, 2008)
Del mismo modo, ¿quién elige las
perspectivas o los objetos de las postales de nuestras ciudades, que pasan a
funcionar como representación, metonimia o simplificación de la realidad? ¿Por qué
insistimos en sustraer la complejidad y las restantes dimensiones del espacio
(o ¿debería decir de los lugares?) y nos abandonamos al mensaje reconocible y
consensuado, aunque en el fondo, vacío en su contenido?
La representación del espacio, esta
subordinada a una determinada concepción de territorio, un contexto cultural,
constituyéndose como un relato o narración del mundo, o metanarrativa. Según Estrella de Diego (2008), las
decisiones de la cartografía del espacio, estuvieron desde siempre, en gran
medida determinadas por cuestiones vinculadas al poder y al control; de la
misma manera que, también la perspectiva es una forma de dar una mirada única,
fija y controlada, asociada a cuestiones ideológicas o a los intereses de una
determinada clase dominante, un metarrelato que persistiría (y persiste) en nuestra cultura visual.
Sobre la perspectiva, que en el fondo
consiste en crear la ilusión de la profundad en el plano, es imprescindible
hablar de la relevancia que la (re)descubrimiento del punto de fuga adquiriría en
la cultura occidental. Como explica Farinelli (2012c), el punto de fuga concentra
la posibilidad cognitiva en el ojo, haciendo primar la visión sobre los
restantes sentidos. Esta concepción se integra en el paradigma de la cultura
occidental, que desde la modernidad, ha dado la primacía a la imagen, imponiéndose
la visión espacial del mundo.
Si en la modernidad se confiaba en la
explicación universal, transponiendo a la cartografía, mediante modelos
totalizadores y distanciados del mundo (lugar), en la posmodernidad, adquieren notoriedad otras
formas de registro cartográfico (entendido como representaciones gráficas de la
realidad), donde caben los microrrelatos, asumiendo la complejidad del mundo,
más allá de su imagen simplificadora.
La invención del cine, que abrió el
espacio al tiempo, o las conexiones en red que establecen relaciones entre
ubicaciones distanciadas, vino asociada a nuevas búsquedas en torno a la
representación del espacio, cuestionando el observador fijo. Se perseguirían
otros territorios para la representación, acercando el sujeto al objeto o
incluso dando visibilidad a otras realidades del dominio del subconsciente. Ya
desde las primeras décadas del siglo XX, en el arte, el cubismo, o el
surrealismo, habrían incorporado en sus representaciones, dimensiones o
universos, que antes no tendrían cabida en los sistemas convencionales. Actualmente,
el arte contemporáneo se interroga sobre la posibilidad de representación de un
mundo globalizado y aparentemente caótico, presentando una amplia variedad de
propuestas alternativas (o distintas) a la de los modelos tradicionales,
conceptual y procedimentalmente, empleándose desde collages, instalaciones,
soportes digitales entre otros recursos, ofreciendo nuevas fórmulas para
clasificar y representar la realidad (CaixaForum Madrid, 2013).
Nuevas experiencias pedagógicas
A menudo, los contenidos relativos al
espacio suelen interpretarse en el curriculum de la enseñanza secundaria, como el
aprendizaje de un conjunto de sistemas para la representación de la
tridimensionalidad sobre el plano. Sin cuestionar la utilidad y operatividad de
los sistemas de representación (la proyección, el sistema diédrico, la perspectiva
cónica), no podrá obviarse que los mismos se tratan de procedimientos que se
encuentran contextualizados en una determinada intencionalidad o cultura visual
acotada en la historia, y que dejan de lado algo fundamental, como es la
reflexión sobre el espacio, o la propia realidad donde nos integramos y que tratamos
de representar. Como lo advierte Freedman, si nos ceñimos al dominio de
determinados procedimientos, “una clase de arte puede verse como un entorno de
trabajo técnico, en vez de un área de búsqueda intelectual de amplio espectro” (2006,
p. 146). Por otra parte, parece difícil lograr la motivación hacia el
aprendizaje de los sistemas tradicionales de representación, sin que los mismos
se presenten en relación con el deseo o la necesidad de comprender y
transformar la realidad, en un mundo que actualmente, parece cada vez más
desfasado de aquellas representaciones, y reclama nuevos modelos.
Varias experiencias realizadas en el
ámbito de la educación han venido avalando las artes visuales como herramienta
para la investigación, reflexión y búsqueda de conocimiento (Knowles y Cole, 2008; Sullivan, 2005). En realidad, la propia evolución de la cartografía a la que anteriormente se ha
hecho referencia, narra el proceso de transformación del pensamiento, como un
aspecto indisociable del arte visual, en concreto, de la imagen del mundo.
En el contexto nacional, surgen algunas
propuestas pedagógicas innovadoras relacionadas con esta temática (aunque,
muchas veces en ámbitos externos al de la enseñanza formal). Sin querer entrar aquí
a detallar las distintas propuestas, de entre estas prácticas educativas
alternativas, cabría destacar las líneas de trabajo de los Departamentos de Educación
y Acción Cultural (DEACs) de los museos y centros de arte que colaboran con
formatos experimentales de educación y producción cultural, o las pedagogías
urbanas incorporadas en una gran diversidad de laboratorios urbanos, colectivos
de artistas, trabajadores culturales, escuelas, activistas y otras
agrupaciones. (Collados y Rodrigo, 2011). Como ejemplo de una línea de trabajo
directamente relacionada con los aspectos de la representación e investigación
del espacio, la actividad del Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma “cartografiem-nos”, se presenta como ”un
proyecto transversal e interdisciplinario a largo plazo que reflexiona sobre el
territorio a partir de las herramientas que nos dan las prácticas artísticas
contemporáneas”, pretendiendo “desarrollar la visión crítica del entorno
natural y/o urbano” (Es Baluard - Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma,
2013).
Conclusión
La consciencia y sensibilización acerca las
relaciones biunívocas entre el espacio y su representación se revelan pues de una
importancia transcendente, en el marco de la enseñanza de la cultura visual en
educación. Más allá de la búsqueda del rigor de representación tradicional –que
como hemos analizado, solo existe si aceptamos los artificios de simplificación
de la realidad, o la sometemos a la intencionalidad del plano- las prácticas
artísticas podrán ofrecer herramientas poderosas que permiten acercarnos a la
extrema complejidad de esas relaciones; “este poder incluye el didacticismo que
no sólo nos enseña a querer descodificar sus mensajes, sino que puede hacer que
aprendamos incluso cuando el mensaje nos está claro” (Freedman, 2006, p. 25).
Así, más que la inconexa reproducción de un
inventario de procedimientos y técnicas, importa que desde la enseñanza, se
potencie la reflexión sobre el espacio y sus formas de representación como
parte de la cultura visual. El escenario contemporáneo reclama un planteamiento
actualizado, concediéndose la oportunidad de intervenir colectivamente en el
espacio a través de su representación, como concreción curricular integrada en
los contenidos determinados para la enseñanza plástica y visual. De esta
manera, se permitiría incorporar a las nuevas generaciones, que nacieron ya en la
ubicuidad espacial de la posmodernidad, en la aventura de la investigación a
través de las artes, sentando las bases para el análisis crítico de espacio
contemporáneo, y la innovación en sus fórmulas de representación.
Referencias
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el centro, Madrid aún sería un villorrio". Franco Farinelli, geógrafo;
colabora con CaixaForum en 'Cartografías contemporáneas'. La Vanguardia.
Recuperado el 28 de febrero de 2013, de http://www.lavanguardia.com/lacontra/20121106/54354215663/la-contra-franco-farinelli.html
CaixaForum Madrid (2013). Cartografías contemporáneas.
Dibujando el pensamiento Recuperado el 20 de febrero de 2013, de
http://obrasocial.lacaixa.es/nuestroscentros/caixaforummadrid/cartografiascontemporaneas_es.html
Collados, A. y Rodrigo J. (2011). Pedagogías colectivas y
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(pp. 251-271). Recuperado de
http://issuu.com/museoreinasofia/docs/desacuerdos06
Diego, E. d. (2008). Contra el mapa. Disturbios en la
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Farinelli, F. (20 de diciembre de 2012a). 1- La Tabla.
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Farinelli, F. (21 de diciembre de 2012b). 2- La Perspectiva.
[Archivo de Video]. Recuperado el 27
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Farinelli, F. (21 de diciembre de 2012c). 3- Punto de Fuga.
[Archivo de Video]. Recuperado el 27 de febrero de 2013, de http://www.youtube.com/watch?v=HwK3Va4cBR8
Farinelli, F. (21 de diciembre de 2012d). 4- El Pensamiento.
[Archivo de Video]. Recuperado el 27
de febrero de 2013, de http://www.youtube.com/watch?v=3xY6zwc_RlU
Farinelli, F. (21 de diciembre de 2012e). 5- El Globo.
[Archivo de Video]. Recuperado el 27
de febrero de 2013, de http://www.youtube.com/watch?v=D2Ma7L8EZ0s
Freedman, K. (2006). Enseñar la cultura visual. Curriculum,
estética y la vida social del arte. Barcelona: Ediciones Octaedro.
Knowles, J., y Cole, A. (2008). Handbook of the arts in
qualitative research. Thousand Oaks, CA: Sage Publications, Inc.
Sullivan, G. (2005). Art practice as research, inquiry
in the visual arts. Thousand Oaks, CA: Sage Publications, Inc.

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